Educación Popular en cárceles

Comisión de Educación Popular en Cárceles

UNLP-facultad de Humanidades

¿QUIENES SOMOS Y QUE HACEMOS?

El espacio surge de la experiencia que venía haciendo el Aule, agrupación del FPDS en la Facultad de Humanidades, UNLP. De ella participamos alrededor de 30 cumpas, algunos y algunas militantes del Frente, pero en su mayoría “estudiantes independientes”. Son pocas las facultades que tienen un convenio con el Servicio Penitenciario Bonaerense y Humanidades no es la excepción, por lo tanto, mas allá de que a las y los presos les permiten inscribirse en las carreras, no hay nada/nadie que les asegure su condición de estudiantes y su permanencia en la facultad -aunque ésta sea simbólica dado que en su mayoría están en regímenes de máxima seguridad-.

Lo que hacemos es apoyar a las y los presos que están haciendo carreras universitarias en la facultad. Estamos separados en grupos de trabajo de acuerdo a las materias troncales de las carreras de Sociología e Historia, que son las que estudia la mayoría de los que eligen carreras de Humanidades. Por otra parte, también se generaron otros dos grupos de trabajo que hacen otro trabajo más orientado a los pibes. Uno de ellos es de la facultad de Psicología que está llevando a cabo un taller de apoyo psicológico con muy buenos resultados, y en el que a partir de diferentes lecturas disparadoras se intenta interpelar las diferentes subjetividades. Por otro lado, con estudiantes de la carrera de Letras, se organizó un taller de Literatura y Expresión, que tiene la particularidad de hacerse en una Unidad que es de régimen abierto (es la última unidad por la que pasan los presos, es “el último traslado”), y está orientado a que los pibes a partir de la literatura puedan empezar a proyectar y a proyectarse ellos y ellas mismas en un futuro que creyeron perdido en los últimos años.

¿COMO?

En el cómo todavía no hemos desarrollado una práctica homogénea. Aspiramos a poder trabajar plenamente desde la educación popular en el futuro, pero el grupo es muy joven y está integrado por cumpas que en su mayoría no tienen experiencias previas de organización. Los primeros cumpas que nos acercamos a la comisión lo hicimos con mucha ansiedad por ir a la cárcel, sin la necesidad urgente de pensar el cómo o el porqué. En este sentido, el Aule funcionó como un dinamizador del grupo. Todas las preguntas que se nos presentaban como grupo eran (y son) respondidas a partir de la política del FPDS, la educación popular es nuestro horizonte, y mientras tanto, cuestionamos la concepción de la educación que nos imponen como estudiantes, hijos e hijas, en la práctica cotidiana.

El Balance que hacemos de la experiencia es muy positivo, pudimos llevar adelante siempre los objetivos propuestos, y llegar a los grupos sin inconvenientes. Creíamos que había posibilidades de que nos costara trasladar lo que hacíamos de manera efectiva a los pibes, pero el hecho de haberles mostrado desde un principio nuestra concepción sobre la educación y el por qué usar determinadas técnicas o trabajar desde otras concepciones hizo que la receptividad fuera muy buena y los resultados aún mejores.

¿POR QUE?

Muchas veces nos encontramos con personas que nos preguntan por qué les dedicamos nuestro tiempo a otras que están encerradas a las que quizás les lleve años recuperar su libertad, mientras “afuera” pasan otras cosas “más urgentes o importantes”. A esas personas les decimos que la cárcel es una más de las formas de opresión del sistema, aquella que a diferencia de otras, está encerrada e invisibilizada, que guarda a 28 mil personas que, en su mayoría, alguna vez fueron perseguidas en los barrios por “portación de cara” o que afanaron para “parar la olla”.

Se encierra aquello que no vale, que definitivamente al sistema no le sirve, es más fácil meter a todas esas personas juntas en cajas de zapato y de paso, ya que están ahí, ponerlas a prueba y evaluar cuánto más están dispuestas a aguantar, torturándolas y matándolas para después difundir las terribles estadísticas y hacer una campaña por la inseguridad.

¿Por qué a través de la educación? Porque la entendemos como una práctica emancipadora que es necesario trasladar a aquellos lugares donde reina la opresión y la violación de los derechos fundamentales. Y porque hoy somos estudiantes, y soñamos con una universidad donde podamos estar todos y todas, y las y los presos también, entonces, mientras tengamos la posibilidad de tender puentes, los vamos a seguir cosntruyendo.

¿PARA QUE?

Para derribar muros, para que los paredones no signifiquen más un “adentro” y un “afuera”, para llenarlos de grietas que nos permitan dibujar puertas en ellos, para liberarnos y para liberarlos. También para que este sistema opresor no esconda más la basura bajo la alfombra; para dar y darnos oportunidades de cuestionar y de cuestionarnos. Para crear poder popular, porque ellos y ellas también son el pueblo.

Para cambiar las relaciones sociales desde adentro, compartiendo las herramientas que tenemos al alcance de la mano. Y para encontrarnos, aunque sea en un pabellón detrás de unas cuantas rejas y con los ojos del sistema en la nuca.

Para generar organización y contarles que estando organizados y organizadas la vuelta al “afuera” será más fácil de llevar adelante, que si empiezan a juntarse “adentro”, el “afuera” puede tener un tinte colectivo -hay muchas unidades que tienen centros de estudiantes, pero esta posibilidad de organizarse sólo la tienen los presos estudiantes, es decir, sólo 500 personas de las 28.000 que están detenidas-.

Y por último, para que puedan volver a hablar, a escuchar, a confiar, a creer en los afectos...y que sientan, como nosotros y nosotras, la necesidad de transformar las relaciones sociales.

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